En una entrevista, el actor Ben Kingsley —quien interpreta a Don Logan en la película británica Sexy Beast (2000)— contó que trabajar con Jonathan Glazer, en lo que fue su debut como director de cine, resultó ser una experiencia sumamente estimulante. Según Kingsley, el hecho de que fuera su primera película generó un ambiente fresco e innovador, sin un “manual de reglas” a seguir, donde nada parecía ser una copia de una copia.
Si retrocedemos un poco más en el tiempo y analizamos el ya consagrado hito cinematográfico Citizen Kane (1941), encontramos que Orson Welles atribuyó el carácter innovador de esta película (que también marcó su debut como director) a su propia ignorancia sobre cómo se hacían las películas. “Es solo cuando sabes algo sobre una profesión que te vuelves cuidadoso y tímido”, comentó Welles sobre su particular estilo.
Rose y yo entendimos perfectamente a qué se refería Kingsley durante una proyección especial de Sexy Beast hace unas semanas. Aunque esta película sobre gangsters, redención y demonios internos tiene algunos tropiezos, se percibe una fuerte voluntad de experimentación tanto en la narrativa visual como en el desarrollo de personajes e ideas. Los movimientos de cámara eran dinámicos e inusuales por momentos, y la banda sonora (obra de UNKLE) resultó ser un complemento potente y envolvente. Si bien Glazer ya era un veterano en la realización de comerciales y videoclips, el largometraje era un lenguaje totalmente nuevo para el director y esto le jugó a su favor.
Creemos que, cuando somos inexpertos en algo, tenemos la ventaja de no conocer sus limitaciones. Esa ignorancia puede empujarnos a explorar por medio del juego, la prueba y error, la invención de nuestras propias reglas visuales y narrativas.
A medida que pasa el tiempo, aprendemos las convenciones, las mañas y las lógicas de ciertas profesiones e industrias. Jugamos más a lo seguro para cumplir expectativas externas. Nos volvemos expertos en la repetición, corriendo el riesgo de olvidarnos de aquel mundo lleno de posibilidades que alguna vez nos emocionó. Tal vez, entonces, volverse experto pueda significar otra cosa: una oportunidad de reinventarse.​​​​​​​

¡gracias por leernos, nos vemos en la próxima!
_Alo

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